Hace más de veinte años se inició en la literatura escandinava una novedad, que trajo como consecuencia un nuevo género literario que apareció en la televisión por primera vez con la saga criminal del detective Kurt Wallander, de Hennig Mankell.
En 2005 salió la “Trilogía Millenium” con “Los hombres que no amaban a las mujeres”, de Stieg Larsson.
En Noruega Jo Nesbø, un ex futbolista y rock star se convirtió en una celebridad literaria con “El muñeco de nieve”.
Este nuevo género se llama Scandinoir o Nordicnoir porque provienen de países que siendo muy diferentes, tienen una base común. Son sociedades con baja densidad de población y pocos crímenes al año, altamente educadas y definidas por un marcado bienestar económico. Por eso los asesinatos brutales resultan anómalos, el crimen en un signo de alerta. Preocupa menos el “quién” que el “por qué”, el enigma presente de todas las narrativas.
En “Case” (2016) el suicidio de una joven bailarina destapa un entramado de corrupción y pornografía. En “Borderliner” (2017) un cadáver a la vera del rio desemboca en un entramado de tráfico de drogas y connivencia policial. En Karppi (2018) una mujer es enterrada en los deshabitados contornos de una misteriosa empresa, en “Trapped” (2015), un cuerpo mutilado aparece flotando en las heladas aguas que limitan Islandia con Dinamarca, durante la víspera de una tormenta que dejará aislado el lugar del crimen.
Si bien la referencia a las oscuridades morales de una sociedad a través del crimen ha sido la constante del film noir, la singularidad de la tradición escandinava está en el desconcierto que generan los horrores y brutalidades en contextos de mayor bienestar y menor desigualdad. Todos los entornos del Nordicnoir son pequeños pueblos o ciudades tranquilas, zonas fronterizas o entornos naturales alejados de las metrópolis.
Por último, el paisaje desolado siempre se combina con las inclemencias climáticas. Días que nunca terminan, como en “Case” en la que ese verano templado y luminoso prolonga la vigilia y acentúa la obsesión de su investigadora, noches que se hacen perpetuas, marcadas por la nieve persistente, las tormentas furiosas y el frío escalofriante. Esa elasticidad del tiempo influye en el estado de ánimo de los protagonistas, siempre signados por pérdidas recientes, turbulentos regresos a sus pueblos de origen, adicciones severas o familias disfuncionales.
Las tomas aéreas por la nieve son el prólogo del horrendo descubrimiento de un orfanato estatal centro de violencia y abuso en “Los asesinatos de Valhalla” (2019).
Todos los detectives desde Wallander hasta “Sorjonen” (2016) lidian con sus propios fantasmas al mismo tiempo que con el crimen que investigan. Son hombres y mujeres solitarios, ecos de un persistente malestar social, navegan en un mar de tragedias escondidas bajo la aparente armonía de esas sociedades modelo, erigidas en el frío escenario escandinavo. Estas series están disponibles en Netflix. La Trilogía Millenium está en YouTube gratis, así como cuatro episodios de Wallander.
Por Graciela Falabella