"Por expresar con sensibilidad estética, a través de los gestos cotidianos de una intimidad compartida, la costosa posibilidad de intentar nuevos caminos, que permitan a sus protagonistas abrirse a la vida"
Nucleos Tematicos del film: El intento de nuevos caminos
Familia
Intimidad compartida
La perdida familiar
Guión original y Dirección:
Elenco:
Milagros Mumenthaler dice que lo íntimo es nuestra única certeza. Lo dice explicando las motivaciones que la llevaron a su debut en largo, Abrir puertas y ventanas, pero además eso es lo que filma: huecos y distancias y silencios que responden a una motivación que sólo puede ser íntima. La tentación de contraponer esta versión del cine y de la vida con casi todo lo que la rodea es enorme, pero Abrir puertas y ventanas no lo merece ni lo necesita, porque pasa por la vida del espectador como la revelación de, sí, una intimidad: ese momento en el que alguien te cuenta algo y te deja temblando.
La película nos cuenta una pérdida dentro de otra dentro de otra. Marina (21), Sofía (20) y Violeta (18) son hermanas y viven en una casona en la que falta algo: Alicia, la abuela que murió hace poco y que seguramente dedicó buena parte de su vida a tapar otros huecos, a disimular otras ausencias. La pérdida y sus resonancias son los motores que mueven a las hermanas en direcciones que son distintas y son la misma: futuros de un pasado imperfecto. Marcelo Panozzo
Hacia la búsqueda de un camino
por Blanca Monzón
Presentada por primera vez en Argentina en
La noche de entrega de premios tuve la sensación de volver por un momento al clima que se vivió hace 10 años en la Edición del 2001 del Festival Internacional de Mar del Plata con una obra muy importante en la historia de nuestro cine argentino, que es La Ciénaga de Lucrecia Martel.
Podría pensarse apelando a la lógica, que dicho resultado es la consecuencia de lo que ha hecho anteriormente. Y que si algo que caracteriza su trabajo es un estilo absolutamente personal y una radical fidelidad a lo que siente que debe hacer como cineasta.
Milagros no se suma a debates intelectualoides, ni ideológicos. Hace cine porque le gusta y en eso pone lo mejor de si misma y claramente trabaja mucho con los actores para lograr transmitir el clima que desea, que no es fácil. Y tiene absolutamente claro como, donde y porque colocar la cámara en un lugar y no en otro. Y estas son marcas de sus trabajos anteriores.
Es difícil dejar de asociar a este film a La ciénaga de Lucrecia Martel, ya que ambas cineastas tuvieron un impacto similar por parte de un recorte de la crítica fundamentalmente, y por una parte del público. Y es normal, porque esto sucede cuando aparece de pronto un film, que nos saca absolutamente de lo que venimos mirando. Es una historia conocida en todas las artes.
Cuando algo viene a romper con el canon establecido genera un cierto extrañamiento, porque obviamente nos descoloca. En principio porque trabajar en los bordes entre lo dicho y lo no dicho, no es fácil, digo, no es fácil hacerlo bien.
Vale la pena destacar que en parte de sus cortos anteriores como El patio (2003) obtuvo un primer premio del Bafici y Amancay (2006), una mención en el mismo Festival. Y que el guión de Abrir puertas y ventanas fue desarrollado en una beca de la Cinéfondation de Cannes. Y que este film fue seleccionado en los siguientes festivales:
Pardo D´Oro a la Mejor película del
Premio FIPRESCI Mejor película,
Mención del Jurado de la Juventud,
Al igual que en la Ciénaga, donde (Mecha, Tali y Mercedes) sostenían el relato. En Abrir puertas y ventanas son tres hermanas Marina (21 años), Sofía (20) y Violeta (18), las que soportan el peso del film.
Vamos sabiendo por ciertos indicios, que su abuela Alicia acaba de morir en navidad, pero más sabemos por una cámara, que por momentos recorre lentamente los espacios privados, sus objetos, una cámara que espía, que penetra en la intimidad a modo de voyeur y hurga en sus pertenencias las cuales aún siguen intactas en sus espacios, con la idea de dar cuenta de una ausencia reciente. Tampoco sabemos nada de los padres, sólo que no están.
Son tres mujeres apenas, que están buscando sus propios caminos en la vida, con las inseguridades que generan las pérdidas y las ausencias y en un clima de desprotección económica, del cual todavía no son conscientes, ya que pertenecen a una clase media - tipo argentina. Dueñas ahora
Son los pequeños detalles de la cotidianeidad, la ambivalencia de las emociones que los seres tan cercanos nos generan, esa permanente tensión de los lazos fraternos, que oscilan entre
Es casi como un relato privado hecho de palabras, de gestos, de miradas, de canciones, donde el acento está puesto en lo que no se dice, y dentro de un tiempo no lineal. Hay saltos, hay búsquedas? hay preguntas sin respuestas. Porque son sobre todos los silencios, las digresiones, sumadas a un respeto por un registro coloquial basado en las reacciones simples de lo cotidiano, donde recae el sentido. En la emocionalidad, en todo caso.
No es un film autobiográfico, pero siempre se filtran las sensaciones vividas con los hermanos, y muchas veces también aquellas que pertenecen al orden de las que se viven con las compañeras de vida, que son los amiga/os, esos que elegimos por diferente tipo de afinidades, que no siempre se da lógicamente en todos los ordenes. Ese grupo humano que conforma, otro tipo de familia, a veces con una ligazón más profunda, aquella que elegimos para compartir nuestras vidas.
Milagros no habla de la transparencia de la realidad, sino de ese entretejido invisible, que subyace dentro de esta, y de las luchas internas, que cada uno va asumiendo a medida que va construyendo su vida.
Como en los films de Lynch o de Cronemberg la riqueza está justamente en ese extrañamiento, que generan las relaciones muchas veces, donde los sentimientos se entremezclan y los paradigmas se borran, para dar cuenta de las imperfecciones propias del ser humano.
Y en esto sí creo que hay una diferencia sustancial con La ciénaga, y tiene que ver con la elección de su título, y con su final? donde la vida comienza o recomienza, se rearma y la luz que no es poco entra en esas paredes blancas, que acaban de ser despojadas de un viejo papel. Y algunos objetos se regalan, otros se corren de lugar, se resignifican.
Porque ahora son ellas quienes deciden que hacer con estos, aunque una lámpara no pegue mucho en el ambiente o las fotografías se peguen y se despeguen de las paredes.
La música es otro elemento emocional que acompaña los recuerdos, los cambios, el crecimiento, el modo en que armamos intuitivamente la personalidad de una abuela que acaba de morir. De a poco se transforma en una protagonista más de la escena alcanzando uno de sus momentos más logrados en la escena del sillón, donde estas tres hermanas se miran de reojo, y esas miradas dicen todo aquello que es preferible callar, sus cuerpos se rozan y se rechazan a la vez, como una forma de protegerse del amor, o más bien de aquellas demostraciones más usuales, que deben reprimir. Porque muchas veces la distancia es una elección cuando la vulnerabilidad es grande y necesitamos tomarla, para atenuar el sufrimiento o para madurar y tomar nuestros propios caminos en la vida.