"por elegir todo el tiempo ser fiel a sí mismo y a sus propias reglas, las cuales privilegian la solidaridad y la comunicación, a veces desde el absurdo, revalorizando por ende, la "condición humana"
MORGEN Rumania/ Francia/ Hungría, 2010. Dirección: Marian Crisan
UNA HISTORIA SENCILLA
Con una larga historia de represión política encabezada por un líder autárquico, como fue Nicolae Ceaucescu, autorretrato, que acaba de verse en esta edición del Bafici como (Autobiografía de Nicolae Ceaucescu, Rumania, 2010 de Andrei Ujica en
A partir de diciembre de 1989, cuando éste fue juzgado y ejecutado, estos comenzaron a pensar en expresarse a través del arte, y de hecho el Cine, fue un gran logro de este cambio.
Casi 20 años más tarde, y por primera vez en su historia, un film de ese país obtenía
Morgen, en un trayecto similar, se mueve con todo el angustioso peso de la repetición de situaciones difíciles de sortear, espacio donde se cuelan los vestigios del autoritarismo, propios de las sociedades totalitarias. Pero dando, un salto cualitativo respecto de su resolución.
Un guardia de seguridad, que vive en la frontera entre Rumania y Hungría, aficionado a la pesca, encuentra a un emigrante turco, que sólo habla su lengua, y que quiere llegar hasta Alemania- donde tiene parte de su familia-toma la decisión de llevarlo a su casa, y protegerlo.
Morgen, no es un film sobre la emigración clandestina, sino que es una muestra sobre la solidaridad y la humanidad, sin golpes bajos.
Si bien está presente todo el anacronismo de la ley, Nelu es fiel todo el tiempo a sus propias reglas, donde privilegia la mejor actitud que deberían tener los humanos, que sería algo así como: ?ama a tu prójimo como a ti mismo?.
En un tono de comedia, y en un clima por momentos denso y por otro distendido, vemos, cómo al relato le va ganando el absurdo de la realidad que lo desborda, como suele ocurrir cuando se dice, que la realidad supera a la ficción. Uno de los aspectos más interesantes del film, entre otros, es el vínculo afectivo que se da entre Nelu y el inmigrante turco, cuyo nombre no conocemos. Y que confirma, que comunicarse no es descodificar una lengua mediante la interpretación, de una información que recibimos. Sino que comunicarse es captar esa intención, que subyace en todo emisor, y que se produce cuando la percepción de uno y otro coinciden.
Lo que también confirma, por otra parte, que los humanos podemos, si queremos, comunicarnos de otros modos, para intentar dar lo mejor de nosotros.
Una hábil construcción de una historia sin pretensiones, con una mirada menos rigurosa del contexto, tamizada por un humor esperanzado, que remite una vez más a poder afirmar, de que el cine rumano continúa creciendo.
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